Caminando


¿Qué te queda en la vida?
¿Qué has logrado construir?
¿Estás haciendo aquello que quieres hacer?
¿Dices lo que quieres decir?
¿Cuál es el autentico origen de tu malestar?
¿Cómo puede ser que aunque el motivo cambie, tu malestar parece ser el mismo?


Al ser humano le encanta seguir corrientes. Primero seguimos la corriente que nos ofrecen los padres. Luego la que nos ofrece la sociedad. Y si logramos salir de ahí, seguimos la corriente de alguna doctrina o filosofía. Sin que importe lo bella que sea, no deja de ser una estructura de pensamiento, y un simple paradigma de la realidad. Lo cierto, es que todas nos alejan de nosotros mismos. Pueden haber unas pocas que señalen en tu dirección, pero hasta ahí llegan. Solo tu intención, y tu voluntad pueden hacerte adentrar en tu vasto océano interno.

No importa cuanto dinero, amantes, salud o éxito tengas. Nada de eso te va a dar la dicha permanente con la que todos soñamos.

No conozco el camino, ni el método, si es que existe tal. Tan solo tengo un puñado de historias de unos pocos valientes que lo lograron. Todos apuntan hacia la misma dirección. Hacia nuestro interior.
Esa es mi guía, mi esperanza, mi bastón.

Algo hemos podido vislumbrar en algún momento, y a eso nos aferramos con fe.

Benditos sean los instantes de paz y plenitud que nos han invadido en algún momento. Esa es la fragancia de la rosa que jamás lograremos olvidar.

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